miércoles, 30 de enero de 2013

Capítulo Cinco.-

Ambos se quedaron en silencio. ¿Que dice? Tarde se da cuenta de que es muy precipitado contarle la verdad, pero, por extraño que parezca, no quiere ser un mentiroso. No quiere más motivos para acabar en el Infierno. Ella es una adolescente normal, y él se supone que también. Tendrá que actuar como tal. Pero entonces ve que un mosquito se posa en su brazo. Salvado.
- Cris, tienes un mosquito en el brazo.- suelta casi sonriendo.
- Ah- dice, decepcionada. Aplasta el mosquito con la otra mano y lo ahuyenta-. Gracias.

Espera que no se le halla notado mucho. Se había precipitado. Apenas conoce bien a Cris. Si llega a contarle su secreto echaría a correr cual conejillo asustado ó llamaría a la prensa y , lo que es peor, perdería cualquier oportunidad con ella. Tiene claro lo que quiere; quiere a ella. Pero si le dice la verdad... Bueno, total, dos Pecados más no importan mucho, va a ir al Infierno igualmente. Pero, ¿podría volver al Cielo a pesar de su Pecado? No. Seguro que no. Él quiere a Cris, y por estar con ella haría cualquier cosa. Pero aún no está seguro si debe contarle su secreto...

Cristina está completamente segura de que guarda algún secreto. Se le nota. Es normal que no confíe en ella. Apenas se conocen, aunque no le ha quitado el ojo de encima desde hace unos años. Puede que sea su misterio lo que más le atraiga. Álex mira a Cristina. Si. Se nota que ese chico oculta algo, pero ¿qué?
- Y... ¿Tienes novia?- pregunta Cristina atrevida. Está actuando como lo haría Miriam. Ella si que liga. ¿Por qué no imitarla pues?
Álex se ha quedado desconcertado. Las chicas también le preguntaban eso cuando ligaban con él. Eso significa que Cristina...
- Aún no ha llegado esa persona- contesta entonces-. ¿Y tú?
- ¿Yo qué?
- ¿Qué si estás con alguien?
- Pues no.
- Interesante...
- ¿Por qué lo dices?- pregunta curiosa Cristina. No estará ligando con ella. Precisamente él.
- Es extraño que una chica tan guapa no tenga novio- dice Álex guiñando un ojo-.
Cristina se sonroja. Le encanta cuando lo hace. Resulta adorable. Sabe perfectamente la respuesta de la chica, pero cree que así llamará su atención. Y no se equivoca.
En ese momento suena el divertido tono del "Pulcino Pio", el móvil de Cristina.
- ¿Si?
- Cristina, dove sei?- dice con acento italiano Francesca, la madre de Cristina. Se le había olvidado avisarla.
- Mamá estoy en casa d un compañero...
- Vai a casa!
- Vaaaale.- rechista Cristina.
Cuelga el teléfono y le dice a Álex que debe irse. A continuación sale corriendo de la habitación, pero no por prisa, si no porque ese chico le gusta tanto que le da casi agobio al estar con él. Y no la culpo. Porque se ha enamorado de Alejandro, el ángel caído.

domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo Cuatro.-

El viaje en moto ha sido increíble. ¡Se sintió tan libre! Al principio estaba un poco cortada por el hecho de tener que abrazarse a Álex para no caer, pero fue tan agradable y simpático que consiguió relajarse en su espalda, a pesar de que Javier los estuvo siguiendo todo el trayecto. No tenía ni idea de que esos dos compartieran casa. ¡Si solo tiene diecisiete años! En fin, siempre los había visto juntos, pero no se trataban como muy amigos.

Al sentirla detrás suya se ha sentido muy nervioso, ¿porqué? Él precisamente no debería sentir eso por una humana, no es la persona adecuada para ella. Una muchacha tan guapa merece alguien como ella. Álex frena delante de el chalé que comparte con Javier. Bueno, es su jefe, y sin él no estaría donde está.

Álex frena delante de un chalé increíble. Es un edificio de ladrillos marrón oscuro, con enredaderas que van hasta el segundo piso. La puerta es negra, a diferencia del resto del barrio. Baja de la moto y se quita el casco. El chico hace lo mismo. Cristina descubre un pequeño tatuaje en la nuca de su guapo compañero; la palabra "Hell" en cursiva. En ese momento, Álex se da la vuelta y la dedica una sonrisa. Es la sonrisa más radiante y perfecta que ha visto. Es perfecto.
- ¿Entramos?- dice entonces Javier.
Saca un juego de llaves de su bolsillo del pantalón y se dirige a la puerta, pero antes de que pueda meter la llave en la cerradura, la puerta se abre y aparecen dos chicas de la casa. Estas dan dos besos a Javier y Álex. Inmediatamente se fijan en Cristina.
- ¿Esta quién es?.- pregunta más alta de las dos a Javier, susurrándole al oído.
- Es amiga mía- interviene Álex-. No la incordiéis, anda, que venimos a hacer un trabajo.
Entonces, pasa el brazo por la espalda de Cristina, y esta, casi al instante, se ruboriza. Álex se da cuenta y no puede evitar sonreír. Esa chica es tan dulce. Si supiera la verdad, sería una buena pareja. Lástima...
- ¡Qué borde tío! ¿No nos presentas?.- dice la segunda, dándole un codazo al chico.
Este resopla y cede.
- Chicas, esta es Cristina. Cristina, estas son Leyre- dice señalando a la más alta-, y Silvia. Viven con nosotros.- aclara
Las chicas se dan dos besos. << Que envidia>> piensa Cris. La verdad es que son guapísimas. Tendrán entre dieciocho y veinte años. Leyre es a más alta. Tiene el pelo largo y de un castaño oscuro, con los ojos del mismo color y buena figura, al igual que Silvia, esta un poco más bajita que la anterior, pero más que Cristina, pelo y ojos claros y envidiable cuerpo. Son demasiado atractivas. ¿Será una ellas la novia de Álex?
- Pasa Cris- dice entonces Javier-. Te llaman Cris, ¿correcto?- pregunta guiñandole un ojo.
Cristina se ruboriza con el gesto.

¿De que va? ¿No intentará ligar con Cris, no? Javier sabe perfectamente que Álex empieza a sentir cosas... No, Javier está con Silvia, y no la cambiaría a ella por una mortal, por muy guapa que fuese esta. Además, con todo lo que hizo ella por Javier, no podría abandonarla aquí así como así. No sería justo. Sin embargo... Le ha visto tontear con Leyre, aún sabiendo que quiere mucho a su chico, aunque sea un mortal. Por ello mismo está aquí.

Javier está siendo muy amable; le enseña la casa como un auténtico vendedor. En la planta principal hay un extenso salón con cuadros abstractosy esculturas indias, paredes negras, techo negro. Lo mismo ocurre con el resto del chalé: paredes negras, techo negro. Hasta que llega a la habitación de Álex. El patrón paredes-techo es el mismo que el de toda la casa. Pero los muebles son color azul cielo, exceptuando la televisión de la pared (los bordes de la cual son blancos). Hay un sofá frente a esta y tres grandes y altas estanterías repletas de libros de todo tipo, del mismo tono azulado.
- ¿Los has leído todos?- Pregunta Cristina, curiosa.
- Si- contesta-. Uno por uno.
- ¿No duermes?
- Tengo una cama debajo del sofá, si es lo que preguntas.
- Ahh.
Cristina vuelve a pasear su mirada por la habitación. Es perfecta para él.
- ¿Que tal si empezamos el trabajo?.- sugiere Álex.
-Si... Claro... Casi se me olvida.- dice despistada Cristina. Tanta belleza junta la desconcierta.
Ambos se sientan en el escritorio, el cual es tan pequeño que les obliga a estar muy cerca el uno del otro. No tardan mucho en terminar el trabajo, ya que Álex sabe toda su vida sobre el personaje romano, como si lo hubiera conocido el mismo.

Pero él no quiere que se vaya. Lleva desde que nació enamorado de ella. Se lo dirá. Le contará toda la verdad. Debe saberla. Será su compañera y tarde o temprano tendrá que saberlo. Allá va
- Cristina- dice Álex-. Tengo que decirte una cosa.


Capítulo Tres.-

- Claro-dice nerviosa-. Hmmm... Soy Cris... Ehh...Encantada.- y le extiende la mano.
Álex la mira, extrañado. Cristina cree haber metido la pata, pero el chico la extiende la mano y se estrechan.
- Yo soy Álex, encantado también de conocerte.
El corazón de la chica se acelera aún más con el contacto. Tiene una piel muy suave, a pesar de que parecía rugosa. Ya tiene más razones para seguir enamorada de él. Está tan embobada que no nota como sus piernas tiemblan bajo el pupitre. Como un sueño, la mano de Álex deja la suya y va a su pierna.
- Como sigas así, harás un agujero en el suelo- dice, mirándola fijamente a los ojos, volviéndola loca con su mirada, sus ojos, azules. Azules muy profundos, no especialmente dulces, más bien, electrizantes. Esa es la palabra. Álex acaricia su pierna-. No estés así.
Y no sabe cómo, se tranquiliza.
El chico aparta su mano de la pierna y la pone encima de su mesa.
- Que..Quedan tres minutos y no hemos empezado.- comenta la chica, aún aturdida.
- Perfecto, a la salida del colegio vamos a mi casa- guiña el ojo-. No te pongas tan nerviosa.
Se levanta, y suena el timbre. Cristina lo mira, asombrada. Ese chico le fascina. Y además...¡Ha quedado con él! La voz de Amaia la despierta.
- ¡Cuenta ya!
- En el descanso os lo vuento a todas , ¿vale?
Estas no tardan en enterarse. Cristina se esfuerza por hablar, pero au mente está con él. No ve la hora de quedar con él. Los minutos pasan demasiado lentos.

Sale mochila a la espalda y camina con decisión hacia Álex. Se lleva una decepción al ver que está acompañado por Javier. A primera vista, es él quien más destaca; más alto, más musculoso, más guapo... Pero ella no puede evitar fijarse en Álex, que también es muy guapo, fuerte y alto, pero él desprende algo que la atrae incluso más que la duerza de la gravedad.
- Pontelo- dice el muchacho entregándola un casco-. Vamos en mi moto.
Cristina obedece y se lo coloca en la cabeza. Debe de estar rídicula.

Está guapísima con ese casco, puede que un poco grande, pero le queda realmente genial. El pelo ondulado le cae por la espalda y los hombros, y sus preciosos ojos castaños resaltan., brillan especiales, ¿será por verle a él? Álex ya ha notado perfectamente que esa chica se ha enamorado de él. Una pena que él sea quien es y no pueda estar con ella, es una persona realmente interesante. Ojalá fuera cómo un chico más. Pero Álex sabe perfectamente que es imposible. ¿Ella lo sabrá algún día? No tardará en saberlo.

sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo Dos.-

No ha pegado ojo. Dió vueltas por toda la cama hasta las cuatro de la mañana, pensando una y otra vez en él. Esos ojos...
Nunca la había mirado fijamente. Siempre era ella quien le observaba de reojo, pero por lo que ella sabía, él nunca se había fijado en ella. Está claro que no sabía nada.

Está sentada junto a Miriam en el metro para ir al instituto. Ambas estudian para el examen de biología en silencio. Hay demasiada gente para charlar. Cuando se acercan a Ventas, guardan los apuntes y se levantan. No sin esfuerzo salen del vagón.
- ¡Hay que ver! Que calor hacía ahí dentro. La gente debe empezar a ducharse.- se queja Miriam.
Las dos ríen.
- Eso olía a humanidad.- comenta Cristina.
- Pues la humanidad huele a culo de gorila
Nueva carcajada. Sin duda, Miriam es su mejor amiga. Quiere mucho a todas, por supuesto, pero se entiende muy bien con ella.
- Que ocurrencias, Mimi.
- Es mi mente prodigiosa.
- ¿La que va a suspender biología?
- Capulla.
En la puerta las esperan Bea, Lucía y Amaia. Se saludan con dos besos y entran en clase. Ella tiene Historia junto a Amaia. Cuando llegan el profesor ya esta allí.
- Pasen señoritas, pero que no se vuelva a repetir.
Las chicas se disculpan y se sientan
- Bien en estas dos semanas, ya que hemos terminado el tema de " Desde Roma a la Edad Media"- los alumnos aplauden, divertidos, por el final del largo tema-. Tranquilizaos. Bueno, he pensado en que hagáis un trabajo por parejas sobre uno d los personajes del tema. A continuación diré las parejas y el personaje.
Cristina está nerviosa. Álex está en esa clase de historia. Le gustaría que le tocara con Amaia, pero si el profesor les pusiera juntos sería una gran opirtunidad.
- Daniel con Amaia. Constantino.
Bueno, ya que no le toca con Amaia..
- Álex...
Nervios
-Álex con Cristina. Diocleciano.
Su corazón bombea loco. No se lo puede creer. Se gira y lo mira. Está medio sentado, observando la nada. Es guapísimo.
- Ahora por parejas ya preparar el trabajo. La fecha de entrega será...
Ella ya no escucha lo que el profesor le dice. La ha tocado con Álex. Está tan pensativa que no nota como la clase se revoluciona. No se despierta hasta que... Ese olor...
Al principio se queda paralizada. Se ha sentado a su lado. Gira la cabeza, despacio, hasta que sus miradas se encuentran.
-¿Empezamos?- pregunta, guiñando un ojo.
Esa voz... Esos ojos... Ese olor... Son tan perfectos que no son de este mundo.
Cristina no sabe la razón que tiene.



Capítulo Uno.-

 Al llegar a la biblioteca, Cristina está agotada además de completamente empapada. Pero le dá igual. Lo iba a ver y eso es lo único que importa. Entra a la recepción del centro cultural donde se encuentra la biblioteca y se dirige a los ascensores. Llama a uno y espera.
 Aún no se cree que Álex esté allí. Apenas se cruzan en el instituto y dicen que vive en un chalé a las afueras de Madrid, por lo que en los fines de semana es casi imposible que se encuentren. Sólo casi. Por que él está allí, probablemente para devolver el libro que se llevó el mes pasado, y a su vez coger otro. Siempre antiguos. Desde qué Miriam lo vió hace unos meses, en el mismo lugar, y desde entonces todas las amigas se reúnen allí para verle. Al menos ella.
 El ascensor se abre, haciendo un chirrido muy desagradable. La chica entra y se cierra con el mismo estruendo. Planta 0, planta 1, planta 2. Por fin. Sale tropezándose y corre por el pasillo hasta encontrar a Bea en frente de la puerta de la biblioteca. Con ella están Lucía, Miriam y Amaia.
- ¡Qué guapo está hoy!- exclama Lucía
- Lleva la camisa a cuadros de la otra vez- puntúa Amaia.
Cris la mira extrańada. Álex no suele llevar ropa estampada. Sin embargo...
- ¡Vamos!- chilla Bea, ansiosa- esta vez quiero intentar hacerle la foto.
Las cinco amigas entran en la sala, todas con una risilla nerviosa. Todas menos Cris. Hablaban del otro. Se supone que Javier es el chico más deseado del instituto, pero a ella no le atrae nada. Le resulta el típico que va de guay. En cambio, Álex...
 De repente lo ve. Alto, musculoso, pelo oscuro peinado un poco hacia arriba, y sus ojos, sus ojos de un azul eléctrico completamente hechizantes. Sin duda, ese chico le encanta.
Lo mira maravillada. Es cómo si no fuera de aquí, cómo si viniera de otro planeta. Se mueve con naturalidad, desprendiendo un olor que Cristina solo ha podido disfrutar una vez, cuando chocaron en el pasillo. Observa incrédula cuando se agacha a por un libro. Es tan perfecto. El chico se incorpora y la mira. Ella se hunde en el océano de sus pupílas. Álex aparta la mirada y va hacia dónde está la bibliotecaria, la cual conversa animadamente con Javier. Puede que sea guapo, pero no tanto como Álex.  Los dos chicos de miran y Javier hace una seńal a su amigo para que se vayan. Javier sale primero, ignorando las miradas de las chicas, pero Álex se detiene en la puerta, en frente de Cris.
- Hola, Cris.- dice. Su voz es grave y envolvente.
La chica apenas reacciona, por lo que él decide marcharse.
Mientras sus amigas cuchichean sobre lo bueno que está Javier, ella sigue inmóvil. No reacciona hasta que Amaia no le da un golpecito en el hombro
 - Empanada, nos vamos ya.
- Si, vale.- suelta Cris, pensativa.
- ¡Uy! Chicas, ha vuelto a entrar en coma-pos-Álex.
Todas ríen , incluida Cris.
- Bueno chicas es que... Me encanta, ojalá pudiera conocerle mucho más y... No sé.- les explica.
- Lo sabemos.- dicen a coro.

Al llegar a su casa, Cris no piensa en otra cosa. La ha hablado. Y sabe su nombre. ¿Se fija e ella? ¿Qué más sabe Álex sobre Cris? Pronto lo descubrirá.


Prólogo

Anochece en un día de otoño. Ella estudia frente a la ventana. Llueve. Le gusta mirar la lluvia, el cómo pequeñas gotas impactan sobre su ventana y caen, deslizándose, muy despacio. Contempa su reflejo en el cristal. Sus amigas tenían razón. Realmente es guapa. Grandes ojos castaños, tez ligeramente tostada, largo pelo castaño ondulado, un buen cuerpo, quizá un poco bajita, pero guapa al fin y al cabo.
Pero no puede seguir mirando su reflejo, tiene que concentrarse. El martes tiene un parcial de Biología y todavía no se sabe nada. Nunca ha sido muy buena estudiando.
Suena su IPhone: es Lucía.
- Estoy estudiando, ¿qué pasa?
-¡Cris!- chilla su amiga desde el otro lado.- Estoy con Bea en la biblioteca y..
- ¿Se puede saber que haces gritando en una biblioteca?.- exclama regañando a su amiga- Baja la voz, ¿no?
- Pero estoy en el pasillo, mujer- explica-. Lo que importa es que Él esta aquí. ¡Ven corriendo!
Cristina ahoga un grito. No acaba de creérselo.
- ¿Estás de coña? En cinco minutos estoy allí.
Cuelga antes de que su amiga pueda decir nada. Se calza lo más rápido posible, coge las llaves y da un portazo.
Apenas se fija en como la lluvia destroza su maquillaje. Solo piensa en él. Desde que ingresó nuevo en au instituto ha sido su amor platónico. Y hoy está dispuesta a conquistarle por fin. Pero lo que Cristina no sabe,es que ese chico que la vuelve loca, no es una persona de la que se pueda enamorar.